En cierta ocasión Benjamin Franklin, el sabio y político estadounidense del siglo XVIII, estaba deseando obtener la colaboración de un miembro difícil y apático del Congreso del estado de Pensilvania. En vez de dedicarse a hacerle reverencias y halagos, Franklin decidió actuar de una manera totalmente distinta.
Sabía que aquella persona tenía un ejemplar de un libro excepcional en su biblioteca privada, así que le preguntó si podía tomarlo prestado un par de días. El otro político aceptó y, según Franklin: «Cuando volvimos a encontrarnos en la Cámara, habló conmigo (cosa que nunca antes había hecho) demostrando gran civismo; y a partir de entonces manifestó su disposición a prestar ayuda en todo momento».
«Aquel que una vez te haya hecho un favor estará más predispuesto a hacerte otro, que aquel que te deba un favor». B. Franklin
«No queremos a las personas por el bien que nos han hecho, sino por el bien que les hacemos». L. Tolstoy