En 1961, Kennedy ordenó a las tropas que invadieran Cuba y la bahía de Cochinos. La operación fue un fracaso, y los historiadores siguen viendo la decisión como un enorme error militar. Sin embargo, una encuesta nacional realizada después de la invasión demostró que a los ciudadanos les gustaba Kennedy más que antes, a pesar de su desastrosa decisión.
Dos factores podrían explicar este extraño descubrimiento. Kennedy no busco excusas ni escurrió el bulto, sino que asumió de inmediato toda la responsabilidad. Además, hasta ese momento, Kennedy era considerado un superhéroe, un hombre encantador, guapo y poderoso que no podía hacer nada mal. El desastre de la bahía de Cochinos le hizo parecer mucho más humano y simpático.