Pierre larousse agrega:
«El clero de Nápoles usó frecuentemente el pretendido milagro de san Genaro en beneficio de sus pasiones políticas. Cuando Championnet, al frente de un ejército francés, se apoderó de Nápoles en 1799, se enteró de que, con el fin de excitar contra él la irritación popular, el milagro de san Genaro no tendría lugar. El día fijado para la exhibición de la sangre, aquel fue a la catedral. Llegada la hora, la sangre no entró en ebullición, y la gente empezó a vociferar. Entonces el general republicano dijo a uno de sus ayudantes de campo «vaya a ver al sacerdote oficiante y dígale de mi parte que si la sangre no está en ebullición en cinco minutos, hago bombardear Nápoles». Faltaba mucho para los cinco minutos cuando se produjo el milagro.»